sábado, 14 de noviembre de 2015

Los que pintan en los monumentos

La sangre me hervía hace unos días y me sigue hirviendo solo de recordar un ejemplo más de la falta de civismo que recorre las calles españolas. Esa falta de civismo que me toca las bolas vaya por donde vaya.

En ese caso se trataba de un garabato que alguno querrá llamar grafitti hecho sobre un monumento en una ciudad andaluza. El monumento era un resto de una muralla almorávide del siglo XII y el gamberrete en cuestión en vez de pintar en su casa decidió garabatearlo con algo que se podría calificar como gruño (o truño, como queráis llamarlo).

Obviando que no hay que pintar en los monumentos, si encima para más inri lo que vas a hacer es un mojón gordo para eso ni gastes spray, mejor invierte en educación que es lo que te falta.

Y no toques las bolas, que después hay que invertir dinero público para arreglar tu estropicio.

P.D.: Para ilustrar este post he puesto en google imágenes "Grafittis sobre monumentos" y eso que veis es el resultado. Hay tocabolas en todos sitios...


viernes, 19 de septiembre de 2014

Los que rayan los cristales del autobús

Este espécimen urbano me suele tocar las bolas con frecuencia ya que el muy incívico no puede estarse quieto y comportarse como las personas normales.

Su tarea es rayar las ventanas del autobús para dejar su absurda firma (como la imagen) sin ser consciente de lo que cuesta cambiar ese cristal (sí, lo van a cambiar, no van a dejarlo ahí rayado con tu estúpida firma) y que serán sus padres o él mismo quienes pagarán la parte proporcional con sus impuestos.

Eso sí, luego dirán que no hay un espacio de expresión urbana en la ciudad y por eso tienen que hacerlo ahí. A ver, mamaostias, si no tuvieran que reparar lo que tú estropeas junto a otros como tú, igual quedaba dinero para un espacio de expresión. Mientras tanto, si no haces tu parte, que sería no tocar las bolas, ve despidiéndote de ese espacio.

Y eso es así, si te empeñas en gastar dinero público reparando tus cafradas, no te quejes luego de que los políticos roban. Porque en el fondo, tú estás haciendo lo mismo: malgastar dinero público.

Y por supuesto, tocar las bolas.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Los que se despejan la garganta en público

Pues sí, este temita tenía que tocarlo algún día. Y es que es una tocada de bolas mayúscula el estar medio dormido en el autobús y que te despierte de golpe con sus sonidos corporales la típica persona mayor arrancando en voz alta todo lo que hay en su garganta.

Digo bus porque es donde más lo escucho, pero que por la calle siempre los hay sueltos que parece que se han escapado de la pocilga. Además, esto unido a la tos típica tabaquera de bronquios hasta arriba de mierdecilla ya hacen que esa persona esté para sacarla a hombros.

Y bueno, ya la guinda la ponen los que largan el producto de su regurgitamiento allí donde les pille, ahí, que se vea, a la vista de todos, a ver si alguien lo pisa o simplemente lo admira.

Es un tema que siempre se puede pensar que si molesta no escuches, pero... es cuestión de educación. Y por desgracia de eso falta. Pero por el contrario sobran los tocabolas.

Hasta la próxima!

miércoles, 27 de agosto de 2014

Los que se quejan en el bus a otra gente en vez de hacerlo al conductor

Le ha llegado el turno a este tipo de persona. Ya estaba tardando en comentar algo sobre este tema que me toca las bolas sobre todo a primera hora de la mañana. 

Quienes lo hacen suelen ser señoras mayores que en vez de levantarse antes para coger el autobús anterior y no ir justas al trabajo lo que hacen es ponerse en la parada y esperar que el bus llegue a ella como si fuese un taxi. Como no lo hace, la primera queja es al subir. Nunca directamente al conductor, sino al aire, en general, a ver si alguien le sigue el hilo "es que no hay derecho a tener que estar media hora esperando el bus" ......... y como nadie contesta, ya bufan expresiones tipo "hay que ver..." "tss se creen que una tiene todo el día para perderlo".

Luego viene cuando el autobús da algún frenazo... "se cree que está llevando ganado aquí detrás, vaya tela". Y por supuesto cuando hace calor... "yo no entiendo porque no pone el aire, estamos asados aquí".

Estimada persona que te quejas en voz alta y tocas las bolas como consecuencia:

1º Si te molesta esperar el autobús y llegas tarde al trabajo, levántate antes.

2º Si te resulta brusco el conductor, ve y dile que conduzcan con suavidad, al resto no le interesan tus quejas.

3º Si quieres que ponga el aire, tardas menos acercándote al conductor y diciéndoselo que intentando que se de por aludido lanzando tus quejas al viento.

Eso debería de ser una premisa en todo ser humano "tus quejas sólo interesan a quien puede solucionarlas mientras que al resto de personas, les toca las bolas oírlas".

viernes, 9 de mayo de 2014

Los que piden durante toda la vida en el mismo sitio

Hoy el título puede llevar a error a los típicos que se creen los defensores del pueblo y que no han donado ni un paquete de arroz desde que iban a preescolar. 

Por esta razón comenzaré aclarando que este post no se refiere a las personas que no tienen ni para comer que piden en la calle o van al banco de alimentos. Repito: a esas personas no se refiere este post.

Este post se refiere a los caraduras que llevan toda la vida sentados en la puerta de un supermercado pidiendo un euro para un bocadillo y que cuando le sacas el pan, el embutido y el queso te dicen que "¿pa que coño quiero eso?". A esos que sin una carga familiar los llevas viendo toda la vida (con crisis y sin ella) borrachos por el barrio pidiendo para no tener que dar palo al agua y luego, según el tópico, se lo gastan en vino. Esos son los que me tocan las bolas.

De siempre he donado dinero y alimentos con relativa frecuencia, soy socio de ongs y hago donaciones puntuales a causas urgentes tipo tsunami, terremoto, etc. Pero es que a estas criaturitas del señor de las que hablo me niego a darles un centimo. Me tocan las bolas al máximo. 

Hace poco oí un caso (no puedo asegurar que sea verdad) de uno que se jactaba de ahorrar más de 10.000€ al año, y eso que sólo trabajaba momentos puntuales con contratos temporales. El resto del año iba a Cáritas a pedir alimentos y ropa, recibía ayuda económica y alimentaria de los vecinos porque les daban pena los niños que tenía este señor, etc. ¿Qué familia normal ahorra 10.000€ en España? Yo no sé si es verdad esto, pero el caso es que aprovecharse de la buena voluntad de las personas por ser más flojo que un poyete no es algo que esté bien. Es de mala persona. Y de vago. Y de tocabolas.

miércoles, 30 de abril de 2014

Los que descuidan la barba para ir a la moda

Barbudos del mundo, hoy el tema que nos ocupa es la modita de llevar una barba larga y descuidada. Una barba que rasque el pecho y que cuanto menos piel se vea entre los ramajos mucho mejor.

No sé cómo ni cuándo ni dónde empezó esto pero, como en todas las cosas hay a quien le queda bien, y a quien le queda para rapársela al cero y luego darle un tirón de solapa. Es decir, hay personas que les favorece, y hay quienes la van cagando. Esos, damas y caballeros, son los que me tocan las bolas.

En mis años mozos, cuando se salía por ahí lo correcto era ir afeitado, y quien iba con barba de 3 días era como el amigo mendigo del grupo. Con el tiempo el amigo mendigo iba a la moda y los afeitados iban en plan yogurines. Ahora los afeitados ya no existen, los amigos mendigos pasan desapercibidos y los barbas van de "cool" en el grupo, eso sí, sin comerse una rosca porque excepto en el caso de los modelos que salen en la tele, las mujeres no quieren tanta barba. ¿Habéis visto algún barbas en la calle con una moza al lado en actitud parejil? Pues eso.

Un ejemplo de lo que digo se da también en las pistas de baloncesto. El jugador del Real Madrid Sergio Rodríguez se dejó las barbas largas y como consecuencia, en cada cancha de barrio de España hay ahora un barbas con su correspondiente camiseta de Fernando Martín y con una cinta al pelo. Y normalmente no es tan bueno como Sergio Rodríguez. Ni tampoco crea tendencia. Sólo es el patético resultado de querer seguir la tendencia. (Esto último más que tocarme las bolas... me da lastimica).

En fin, que está bien que os dejéis barbas, pero dentro de unos límites marcados por el sentido común y con un mínimo de aseo.